Nuestra historia

Antecedentes

En el siglo XIX, y a raíz de la pérdida de las colonias, se desencadenaría en España una revolución que empezaría a desarrollar la industria textil manufacturera y la química, junto a la agrícola y vinícola ya existentes.

A principios del siglo XX, ya había en España varias empresas punteras del sector químico, bien españolas o de europeos instalados en España. Las tres más importantes eran la Sociedad Anónima de Abonos Medem, Sociedad Anónima Cros y la ya veterana de las Minas del Río Tinto.

Medem y Cros llevaban su rivalidad al máximo y donde había un almacén, una fábrica o una delegación, la competencia abría otra.

La competencia era buena y en el siglo XX ambas rivalizaban por el mercado agrario, Medem con los insecticidas, el conocido DDT Chas y los abonos. Cros con los abonos como plato fuerte y los insecticidas como secundarios.

La llegada de la crisis energética de 1973 alentaría las fusiones del sector y Medem y Cros se acabarían entendiendo y fusionándose dando origen a una empresa española en el sector con el nombre de Agrocrós S.A. 

Ésto llevaría consigo la reducción de delegaciones, puntos de venta, almacenes y directivos. Se empezaría por eliminar duplicidades y unirlas en los lugares más estratégicos y hacer negocio con los edificios en los centros de las ciudades.

Por ejemplo, en Madrid, al estar ubicados en la calle O´Donnell, 7, frente al Retiro, cada vez se hacía más difícil el acceder a por género al centro de la ciudad. Se pondrían en contacto los que llevaban la tienda con el almacenista de Cros, situado en la calle Doctor Esquerdo,154.

Mediaría un familiar lejano de ambos y en un fin de semana acuerdan llevar la tienda del centro de la ciudad a las afueras en la calle doctor esquerdo por entonces en 1976 zona industrial.

Realizarían las obras de acondicionamiento de la finca y se transformaría la nave industrial en un bloque de viviendas con la tienda en el bajo.

Rangil Abonos

Julio Arranz de Diego y Pedro Rangil acordarían empezar en 1976 una nueva odisea juntos.

En un principio el nombre iba a ser Rangil Abonos Medem, en unión de las dos tiendas, pero al estar el nombre Medem registrado se usaría solo el de Rangil-Abonos.

La ilusión duraría poco, pues Pedro Rangil fallecería antes de ver la obra concluida y por respeto a él se mantendría el nombre original y los empleados de ambas firmas hasta su jubilación.

Así que, entre finales de febrero y mediados de marzo de 1976, quedaría inaugurada la tienda. Ahora la cuestión era cómo llevarla adelante. 

En Madrid empezaba la cultura de la doble vivienda, el chalet en la sierra o la casa del pueblo. El hobby o el gardening no estaban muy implantados en el centro de España, solamente por la costa mediterránea por la influencia del turismo.

Doble reto pues, ya que los fabricantes de fitosanitarios hacían envases grandes para el agricultor y había que abrirles los ojos para que fabricaran en envases pequeños para el pequeño agricultor que estaba por venir, no fue difícil de conseguir.

En los años setenta había la unión de insecticidas y abonos, había que crear valor a la empresa y empezar a meter productos nuevos.

Lo primero, la maquinaría para aplicar los productos la cual era la mejor del mercado, la española Goizper-Matabi.

El asesoramiento era su principal baza así como recomendar hacer tratamientos invernales a los frutales para que la floración saliese limpia y con abundante fruto.

La gente ya entraba en el circuito del ocio, empezaríamos a ampliar ofertas, las semillas de huerta, de flores, las cespitosas, los bulbos con una cultura poco desarrollada en España por aquel entonces. Esto conllevaría a que en un lugar había que plantarlos, y quien no tuviera finca o jardín, necesitaría macetas o jardineras de barro o plástico, de distintos colores y materiales, y por consiguiente, la tierra.

En 1982 se abriría el local contiguo para poder atender mejor a los clientes de agricultura, de ganadería y abono.

En los chalets y fincas había animales, complementos de animales, piensos, tolvas, mixtura de aves, etc.

Poco a poco se iba haciendo más grande el género ofertado y mayor la clientela ya no se servía a agricultores ni a tiendas agrícolas. En este momento, realmente había un centro de jardinería dentro de la capital, ya no había que salir en coche a la carretera y estaba bien comunicado.

El boca a boca funcionaba, o mejor dicho el boca a oído, el calendario se había hecho famoso y ya la gente pasaba por navidades a por el calendario.

Y el famoso Malafin 4 como producto estrella para hormigas.

Las herramientas para el  jardín, sería otra de las secciones a crear así como los productos para el control de plagas: el boom de los años 90.

La aparición de nuevas moléculas para el control de cucarachas y hormigas, las famosas lacas insecticidas con un año de duración, los nuevos raticidas que irían sustituyendo al trigo envenenado fueron revolucionando el sector.

Sin olvidarnos de la irrupción en el mercado de las feromonas y sus trampas para capturas masivas o de seguimiento y así no usar indiscriminadamente productos químicos y solo cuando hagan falta para contaminar menos el planeta.

El ir a ferias y conocer a nuevos proveedores haría que el abanico de posibilidades fuese cada vez más amplio y casi nadie se fuese de la tienda sin comprar algo.

Los años van pasando, entrando savia nueva, nombrando presidente honorífico al fundador como la economía con altibajos sufriendo la crisis.

Otro cambio de siglo

Con el siglo XXI, llega una nueva directiva, las nuevas tecnologías al pequeño comercio, el cobro con tarjeta, la tienda on line. Hay que adaptarse a los tiempos, renovarse o morir y hay nueva ampliación en la empresa. El local se queda pequeño y en el 2016 llega una nueva oportunidad.

Se hace la ampliación con el local contiguo para poder ver y tocar todos los productos que en la otra tienda no estaban visibles al público. Los clientes lo agradecen,  con secciones más potenciadas y otras que iban menguando.

La ventaja sigue siendo el factor centro, y saber que en un solo punto lo mismo había insecticidas, fungicidas, herbicidas tanto químicos, como ecológicos y endoterapia. Abonos, fertilizantes y correctores, sustratos, semillas de huerta, flores, aromáticas híbridas, ecológicas, brotes, cespitosas y forrajeras. Plantas de vivero, frutales, rosales, hortícolas en bandeja. Bulbos de flores temporada de otoño y primavera así como azafrán, ajos, cebollas. Patatas tempranas de siembra o cultivo fácil de setas y champiñón.

Quien eche un vistazo en la web no va a quedarse con las ganas de cultivar algo en casa.

Y para los principiantes, los kit de cultivo fácil o los sobres Mix con cuatro semillas para cada temporada.